En Imagar nos apasiona el mundo de internet y estamos muy al tanto de su evolución. Últimamente, uno de los términos que más se escucha es el de Web3, pero ¿a qué se refiere exactamente? En términos simples, podemos decir que la Web3 es una nueva era de Internet en la que la tecnología de blockchain y la criptomoneda son la columna vertebral.
Esta nueva tecnología estaría transformando la forma en que interactuamos en línea y abriendo un mundo de posibilidades para el futuro de Internet. Se busca que en lugar de que internet sea controlada por compañías centrales, como Google o Facebook, la web3 le dé poder a las personas para que sea una red descentralizada y más igualitaria.
El origen de la Web3
Para comprender mejor la Web3, primero debemos entender las diferencias entre las generaciones de Internet.
- La primera generación (Web1) se centró principalmente en la entrega de información y contenido.
- La segunda(Web2) se centró en la interacción y la creación de contenido por parte de los usuarios.
- Ahora, estamos entrando en una nueva era, la Web3, que se centra en la descentralización y la creación de valor.
La Web3 es posible gracias a la tecnología blockchain, que es una base de datos descentralizada y distribuida que se utiliza para registrar transacciones en línea. Permite la creación de sistemas descentralizados, en los que no hay una autoridad central que controle todo. Funciona mediante la conexión de nodos o dispositivos de todo el mundo.
Cada nodo almacena un registro de todas las transacciones, por lo que es un registro público de todo lo que ocurre. Y está protegido con criptografía, por lo que es prácticamente imposible falsificar las transacciones y los registros. En cambio, las transacciones son validadas por la red de nodos de la blockchain y registradas en un libro mayor inmutable.
La Web3 también se basa en la criptomoneda, que es una forma de moneda digital que emplea la tecnología de blockchain para garantizar la seguridad y la transparencia. La criptomoneda permite realizar transacciones rápidas y seguras sin la necesidad de intermediarios, como pueden ser los bancos o los gobiernos. Además, la criptomoneda puede utilizarse para la creación de nuevos modelos de negocio y el intercambio de valor en línea.
¿Cómo es la web3?
Una de las principales características de la Web3 es la creación de aplicaciones descentralizadas (DApps), que se ejecutan en la blockchain en lugar de en servidores centralizados. Esto significa que las DApps son más seguras y transparentes, ya que no dependen de un servidor central que pueda ser hackeado o manipulado. Además, pueden usarse para crear nuevos modelos de negocio y reducir la necesidad de intermediarios.
Otra característica importante es la creación de contratos inteligentes (smart contracts), contratos digitales que se ejecutan automáticamente cuando se cumplen ciertas condiciones. Pueden emplearse para generar sistemas de pago y transacciones más eficientes y seguros, y para automatizar procesos empresariales complejos.
La Web3 también está impulsando el desarrollo de nuevas criptomonedas y tokens, que se utilizan para financiar proyectos y aplicaciones en la blockchain. Estos tokens se utilizan para recompensar a los usuarios por su contribución al desarrollo de la red y para financiar nuevos proyectos y aplicaciones.
En este sentido, se considera que estaría impulsando una nueva economía basada en la confianza y la colaboración, en la que los usuarios tendrían un mayor control sobre sus datos y su identidad en línea. La descentralización de la Web3 significaría que los usuarios podrían interactuar directamente entre sí sin la necesidad de intermediarios, como las grandes empresas de tecnología.
Por eso, también estaría cambiando la forma en que las empresas interactúan con sus clientes y la forma en que los consumidores interactúan con las empresas.
Como consultoría informática especializada, en Imagar somos conscientes de que la web3 puede adoptar muchas formas diferentes y de que, aunque aún es más una idea que una realidad en sí misma, es importante ir conociéndola, entendiéndola e implementándola en determinados sistemas y funciones.